1) Afrontar una supuesta pandemia sanitaria con decisiones que son más bien políticas que científicas, curiosamente sin distinción de ideología alguna.
2) Apostar en un inicio por el confinamiento cuando países como Suecia, sin restricciones desde un inicio tienen mucho mejores datos de tasas de fallecidos que Euskadi, territorio líder en las mismas.
3) Cambiar el diagnóstico de las enfermedades por parte de la profesión sanitaria llegando, por miedo a un virus, a no ejercer su actividad llegando a cerrar el principal soporte de la salud pública como es la atención primaria.
4) Utilizar como herramienta bélica a los medios de comunicación, para lanzar proyectiles al sistema neuronal de la población, con el fin de que la pandemia sea más propia del sistema mental que del respiratorio.
5) Seguir las directrices de utilizar una herramienta como la PCR con ciclos de amplificación altos que en ningún caso sirven para diagnosticar una enfermedad.
6) Generar enfermos virtuales con esta técnica de PCR ya que un 70% son falsos positivos.
7) Basarse la pandemia en falsos positivos asintomáticos de manera que se utilizan no como elemento sanitario sino como elemento mental para extender el miedo en la población con la incongruencia de que estos son potenciales contagiadores.
8) Utilización de las mascarillas como elemento para implantar recelo y falta de empatía en la sociedad cuando desde el punto de vista científico las mascarillas no son efectivas para filtrar virus.
9) Afirmar para justificar la obligación de ponerse la mascarilla que gracias a ésta se ha logrado que no haya gripe, con la incongruencia de haber aconsejado a la población que se vacunase de un virus que según ellos ya se había controlado.
10) Establecer las medidas restrictivas con métodos coercitivos y con una total falta de criterio científico, penalizando a determinados sectores profesionales y de edad cuando en ningún momento existe estudio científico que lo avale.
11) Utilizar un estadístico epidemiológico como la IA suma de positivos en valor absoluto condicionado al interés en justificar las medidas que se han adoptado.
12) Utilizar erróneamente el estadístico epidemiológico de la incidencia acumulada a 14 días por 100.000 habitantes en vez del % de positivos o la RO, ya que si se hubiesen utilizado éstos en muy pocos momentos o prácticamente en ninguno hubiese sido posible adoptar las medidas que se han adoptado.
13) Haber incluido en el cálculo de la IA a los casos positivos de personas mayores en residencias, que han estado sometidos a régimen carcelario, y, que en ningún momento han socializado con la población del municipio.
14) Transmitir a la población que la salida de la pandemia solo es posible mediante la vacuna, medicamento más que vacuna, que no ha tenido tiempo suficiente de ensayo y que se está completando las fases de estudio experimentando directamente con los humanos como cobayas, llegando al punto de eximir a las farmacéuticas de responsabilidades.
15) Administrar una vacuna a la población con sus correspondientes efectos secundarios sin que los profesionales sanitarios se responsabilicen de su inoculación.
16) Querer llevar esta administración de las dosis de vacunas a franjas de edad de menor edad, aún reconociendo que la sintomatología y la letalidad en estas edades no son nada significativas.
17) No atender a las estadísticas epidemiológicas, las cuales en ningún momento avalan que este sector de edad necesite la inoculación de la misma.
18) No tener en cuenta que según se va avanzando en la vacuna se han ido dado una elevación de los casos positivos y hospitalizaciones precisamente en las franjas de edad en las que se está vacunando, siendo precisamente los vacunados responsables en una proporción de la elevación de la IA que se ha dado últimamente.15:20
19) Transmitir a la población que la vacuna era la solución a la pandemia hasta el punto de querer vacunar a los jóvenes y menores aún reconociendo que prácticamente no tienen sintomatología pero que pueden contagiar a los mayores.
20) Llegar al despropósito de ser ellos mismos quienes nos están diciendo que no creen en su propia vacuna al considerar que las franjas de edad de los jóvenes y menores se tienen que vacunar porque pueden contagiar a los mayores los cuales en su gran mayoría ya están vacunados. ¿Es que no creen ni ellos mismos en la vacuna?.
Jon Ander Etxebarria Garate
Ex – Decano del Colegio de Biólogos de Euskadi